Como parte del ambicioso proyecto del rey Juan V, se emprendió la renovación del antiguo campanario de la Capilla Real y de la torre del reloj del Paço da Ribeira. La tarea fue confiada al arquitecto romano António Canevari (1681-1764), que sirvió a Juan V entre 1727 y 1732. El encargo de las nuevas y grandiosas campanas se adjudicó a un artesano de los Países Bajos, Nicolau Levache, cuya fundición se estableció en Lisboa, en el Campo de Santa Clara.En su obra Mappa de Portugal antigo e moderno (Lisboa, 1763), el beneficiado de la Patriarcal, João Baptista de Castro, describe el campanario tras la inversión del rey Juan V: "También hizo adornar la torre de la Iglesia con muchas y armoniosas campanas. Constaba de dos pisos de campanas: el primero tenía dos a cada lado, albergando ocho campanas; en el segundo piso, había cuatro niveles de campanas; [... ]

La primera campana pesa ochocientas arrobas [1 arroba = 15 kg] y toca en las fiestas de primera clase y durante las exequias de Reales, Patriarcas, Cardenales y Principales; la segunda pesa ciento cincuenta y dos arrobas; toca en las fiestas de segunda clase y toca para los Nobles titulados, Monseñores y Canónigos; la tercera pesa ciento diez arrobas y toca durante las exequias de los Beneficiados; la cuarta ochenta y siete arrobas, repica por los Capellanes; la quinta setenta y siete arrobas, repica por los Sacristanes; la sexta treinta y cinco arrobas; la séptima veintinueve arrobas; la octava veinticinco; la novena veintidós; y la encantadora una, dos" (Tomo III, p. 186).

Tras su fabricación, la campana mayor (archisino) tardó diez años en ser colocada en la torre, ya que fue necesaria una construcción adicional para soportar su peso de 800 arrobas.