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Tocar sin tocar
El carácter realista de la escultura nos permite observar con toda precisión la factura del tejido que cubre el cuerpo de la penitente, hasta el punto de transferirnos la sensación áspera y rígida del trenzado de palma del hábito.
Pedro de Mena, La Magdalena penitente, 1664. Madrid, Museo del Prado