«Celebrada la canonización con las ceremonias acostumbradas, hubo inmediatamente grandes demostraciones de júbilo: sonaron trompetas, tambores y campanas, se dispararon cohetes y salvas de artillería. Y se hicieron regocijos en la iglesia de Santiago de los Españoles por la canonización de San Isidro, en el Gesù por la de San Ignacio y San Francisco Javier, en la de Santa Maria della Scala, en el Transtevere, por la de Santa Teresa de Jesús, y en la de Santa Maria in Vallicella, también llamada Chiesa Nuova, por la de San Felipe Neri. Ese día se dieron muchas limosnas en distintos lugares y por distintas personas, también en privado y a título particular. Así, los padres del Gesù distribuyeron entre los pobres una gran cantidad de pan blanco, una libra la hogaza. Al anochecer se hicieron grandes luminarias en todas las calles y en casi todas las casas de Roma, quemando barriles y poniendo velas en las ventanas, y particularmente los padres de la Compañía no sólo llenaron de luces todas las ventanas y la cornisa del Colegio Romano, y quemaron barriles e hicieron la girándola (rueda de fuego) sino que, en la iglesia del Gesù, llenaron de luces toda la cúpula, lo que era un placer de ver, y toda la fachada desde la cornisa hacia abajo estaba llena de fuegos artificiales, que parecían una maravilla. Las fachadas de las otras tres iglesias correspondientes a los otros santos canonizados se llenaron también de luces; y estos fuegos y regocijos con tambores y trompetas, campanas y cohetes se hicieron también al atardecer de los dos días siguientes. Para la canonización de San Isidro, la iglesia de Santiago de los Españoles se cubrió toda por dentro, de manera muy noble, con varios tapices de seda, y se adornó con mucha plata. Lo mismo se hizo con la de Santa Teresa en la iglesia de Santa Maria della Scala. Pero la Chiesa Nuova estaba tan ricamente adornada con magníficos tapices, tan bien distribuidos, que, junto con la gran cantidad de plata, no se veía ninguna otra iglesia que la superase en decoración».
Giacinto GIGLI, Diario romano (1608-1670). Traducción del italiano: Fermín Labarga.