Los dos árboles que aparecen en las columnas laterales del retablo y representan al linaje familiar de Cristo (Jesé) y a su ascendencia espiritual (Abraham) son sustituidos en el velo por el árbol de la Cruz. La culminación de la redención se aclara con la cita de Isaías: “Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos”

Así, el juego simbólico entre el velo y el retablo trasciende hacia otros derroteros metaartísticos. En la pugna entre pintura y escultura del Diálogo entre la Naturaleza y las dos artes (Juan de Jaúregui, 1618), el retablo es bulto y cuerpo, ser frente a parecer. La pintura replica

el arte esencial
es fingir lo natural (…)
la vista engaño y desvelo

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la vista engaño y desvelo