San Isidro Labrador 

(c. 1082–1172)

Tras su beatificación durante el pontificado de Paulo V en 1619, la aureola de santidad de Isidro creció exponencialmente. La ciudad de Madrid, convertida por Felipe II en 1561 en sede permanente de la corte, necesitaba un santo titular que actuara como patrón de la ciudad, convertida ahora en cabeza de la Monarquía Hispánica. El decidido apoyo de la ciudad y de la corona (Felipe III) a la canonización fue decisivo para la rápida resolución de la causa. Pero sería durante el reinado de Felipe IV y el papado de Gregorio XV cuando se acordó canonizar al beato Isidro de Madrid. En un principio, la ceremonia se le iba a dedicar en exclusiva y tanto el consistorio madrileño como el monarca dieron prioridad y sufragaron generosamente los gastos a partir de 1621.

Mathäus Greuter, Theatrvm in ecclesia S. Petri in Vaticano, 1622. Roma, Archivio della Congregazione dell’Oratorio, C.I.S., XXXVI, 4.